“Resultó más caro el caldo que las albóndigas”, dice un refrán popular y un ciudadano lo pudo vivir en carne propia, quien se llevó un chasco al comprar artículos de aseo personal desechables que le afectaron el rostro.
Andrés Molina López, es un padre de familia que reside en la colonia Ferrocarril Cuatro, es padre de tres estudiantes que cursan la secundaria, aunque el mayor apoya a la economía familiar trabajando medio tiempo.
Molina López, dio a conocer que la tarde de ayer acudió a una tienda donde anuncian que sus artículos exhibidos son de un solo precio, situada en la avenida Madero.
“Al momento de posar mis ojos en un paquete de 24 rasuradores (rastrillos desechables para afeitarse), en lo primero que pensé fue en ahorrar y hacer rendir el gasto familiar”, refirió.
Como ya traía un poco crecida la barba, lo primero que hice fue meterme a una buena ducha para estrenar los rastrillos, continuó relatando Andrés.
Al momento de querer pasar el rastrillo de procedencia china sobre mi rostro, lo que produjo fue dolor y ardor porque los filos de las navajas no cortaban, al contrario, arrancaban mi escasa barba, indicó.
Yo no sé si los rastrillos estén usados, no traigan filo o de
plano sean parte de un robo a ingenuos, de lo que estoy convencido es que no vuelvo a caer en ofertas que deslumbren mi ojo porque son falsas, afirmó.
Recomendó el informante, consumir las marcas que son hechas en México, que a simple vista puedan convencer al consumidor, bien dice el gobierno federal que los mexicanos debemos comprar lo hecho en México, así lograremos incentivar la economía en crisis, concluyó.
NO SIRVEN. Residente de la Ferrocarril Cuatro, recomienda no comprar rasuradores de procedencia china.