Sin duda, vivimos en una sociedad excluyente, donde se observan actos discriminatorios hacia los demás y en especial a quienes padecen discapacidad.
Informó a este vespertino, Gloria Tolentino Oropeza, de 33 años de edad y con secuelas en una pierna por haber padecido poliomielitis en su tierra natal, Veracruz.
"Los que tenemos una discapacidad batallamos más para estar al parejo con los demás, muchas veces nos encontramos con edificios que no cuentan con las facilidades en su infraestructura para hacer más fácil el acceso a personas con capacidades diferentes", argumenta.
Un claro ejemplo son los centros comerciales, cuyos dueños sólo piensan en amasar grandes cantidades de fortuna sin importarle los derechos que tienen las personas con capacidades diferentes.
"Yo quisiera pedir a los dueños de una frutería ubicada en la esquina de Río Bravo y Guanajuato, que se ponga la mano en el corazón y ordene la instalación de rampar y cajones para discapacitados", recomendó Tolentino.
"En la mayoría de centros comerciales, cinemas, oficinas y escuelas, observamos un cambio de conducta de la sociedad a favor de quienes padecemos alguna discapacidad", reconoció.
Sin embargo, en dicho establecimiento (a pesar de que siempre tiene gente comprando en su interior) no tiene estacionamientos para personas "especiales".
Existe una Convención Internacional sobre los Derechos de Personas con discapacidad, quien promueve, protege, garantiza el pleno disfrute de los derechos humanos de personas con capacidades diferentes, para que estos gocen un trato igualitario ante la ley.
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