La fila parecía interminable, llegaron de varios municipios aledaños a Reynosa, Tamaulipas, para liberar sus cartillas del Servicio Militar Nacional, son de la clase 1993. Euforia al principio, hambre, sed y aburrimiento al final.
Mentadas de madre que se llevaba el aire de una soleada mañana eran proferidas por parte del personal castrense, los muchachos llegaron a las 07:00 horas al Octava Zona Militar, ubicada en la colonia Almaguer, de Reynosa.
Tempranito, algunos muchachos acompañados de sus padres, acudieron a las instalaciones militares para obtener la liberación de tan importante documento de identidad nacional.
De Río Bravo, acudieron unos veinte jóvenes a solicitar el documento. Otros, tuvieron que volver a sus casas porque les faltó esta o aquella constancia, ni modo.
Algunos efectivos, con su atuendo verde olivo y tremendo fusil en lomo, negaban a los conductores el permiso de estacionarse en la acera de la Zona Militar.
Más adelante, en el Centro de Entrenamiento, los encargados de acomodar, recibir y despachar a los jóvenes, los trataban a punta de recordatorios familiares.
"Están en una guerra declarada en contra de los malos, por eso no pueden tratar con delicadeza a los demás", se oye esta justificación como un susurro dentro de la fila.
Luego de tres, cuatro, cinco horas de pie, debajo del sol abrasador previo a la llegada de un frente frío, a las 14:00 horas, se comenzó a disipar la fila de más de doscientos muchachos que llegaron temprano a su cita con el compromiso como mexicanos.
Cero mujeres, aunque ya hay una disposición oficial que permite a las muchachas, obtener su cartilla militar.
Hambre, sed, calor, aburrimiento, nuevos y espontáneos amigos, fueron los ingredientes el pasado sábado siete de enero, cuando se liberaron cientos de cartillas militares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario